Efesios 1: Escogido y adoptado

En el comienzo de esta carta ya hay algo interesante.  Pablo era apóstol por la voluntad de Dios, “Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios”, y no de la voluntad de hombres.  En otras epístolas Pablo habla de cómo su apostolado está apoyado por señales y prodigios de parte de Dios.  Dios es quien llama y uno solamente puede servir conforme a su voluntad.  Así que tal vez antes de uno ponerse a buscar como va ser apóstol ó profeta ó maestro , uno debe primero estar seguro que es la voluntad de Dios que uno sirva en esa capacidad.

Y volvemos al tema de la elección y predestinación de parte de Dios hacia nosotros.  En este pasaje Pablo me dice que Dios me escogió y predestinó para adopción.  Pablo dice: “según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad . . .”

Hay una historia en la Biblia de estudio PDT que me impactó por lo bien que ilustra esto.  En el 1850 una marea de inmigrantes llegó a la costa de Nueva York y nadie tenía el tiempo ni el dinero para cuidar a los huérfanos.  Muchos niños estaban abandonados en la ciudad porque sus padres murieron antes de llegar, no tenían ni dinero ni parientes, y no hablaban inglés.  Vivian en los callejones, mayormente sobreviviendo a base de robos, comiendo ratas o buscando en la basura.  Muchas de las niñas tenían que trabajar como prostitutas.

Un pastor, Charles Loring Brace, de 26 años, organizó una solución singular, el Tren de Huérfanos.  La idea era simple, atestar cientos de huérfanos en un tren que iba al oeste y anunciar en los pueblos por los que pasaría el tren que cualquiera podía pedir un hijo o hija cuando pasara el Tren de Huérfanos.  Esto se hizo hasta el 1929 y mas de 100,000 niños encontraron nuevos hogares y nuevas vidas.  Dos de esos huérfanos llegaron a ser gobernadores, uno fue miembro del Congreso y otro fue juez del Tribunal Supremo de los Estados Unidos de América.

Esto es una parábola de estas escrituras.  Imagine a un niño que ha aprendido a sobrevivir y a no morir de hambre en las calles de Nueva York.  Un buen día, alguien lo llama y lo pone en un tren, apiñándose junto a cientos de niños que hablan otros idiomas.  Tres días mas tarde, es elegido por una amable pareja madura, que luego de presentarse lo llevan a la casa más grande que ha visto en su vida y le dicen que es parte de la familia.  Todo lo que tienen es suyo, puede usarlo y disfrutarlo.  Al fin, por un milagro, el niño tiene una familia y un hogar.

Algo similar me sucedió a mí.  Yo he sido adoptado en la casa de Dios.  Si mi siento desalentado, frustrado y pensando si vale la pena, sólo tengo que pensar que he sido adoptado por Dios por medio de Jesucristo.  ¡Aleluya!

Es en Jesucristo, “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia . . .”  Jesucristo me compró a precio de sangre y me perdonó todos mis pecados.  Además se me dice que, “fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.  Las arras son una cosa que se da como prenda o señal en algún contrato o acuerdo.  En derecho es la entrega de una parte del precio o depósito de una cantidad con la que se garantiza el cumplimiento de una obligación. Dios me puso el sello del Espíritu Santo que había prometido como un adelanto que se me da como garantía de que recibiré lo que Dios me ha prometido cuando esté morando en las mansiones celestiales.  Mi herencia está asegurada.  ¡Soy hijo del Rey!

2 Comments

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2 responses to “Efesios 1: Escogido y adoptado

  1. Lizzette Medina

    I love it, you should translate!

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