Marcos 12: Jesús enseña en Jerusalén

Este es el capítulo de las preguntas y respuestas. Pero en realidad, las preguntas no eran para ampliar el conocimiento, sino más bien eran intentos para hacer caer a Jesús en una trampa.  Sus enemigos tenían un problema y este era que la multitud lo oía de buena gana y lo respaldaba.  Así que para ellos era importante lograr que la gente se volviera en contra de él y por eso era que continuamente lo desafiaban con situaciones con la cual pudieran atraparlo.  Pero esto era como el dicho de “los pájaros tirándole a la escopeta”.  Toda la sabiduría y conocimiento de Dios residía en Jesús.  No había forma que los fariseos, saduceos, herodianos y escribas pudieran sorprenderlo fuera de base.  El ya conocía sus intenciones antes de que comenzaran a formular las preguntas.

A veces nosotros nos acercamos a Dios de la misma manera.  No con la intención de volver la gente en su contra, sino buscando justificar delante de Dios lo que es injustificable.  Tratamos de hacernos los inocentes, negociar con él, hacernos los ignorantes cuando en realidad sabemos lo que él espera de nosotros y lo que nosotros tenemos que hacer.  ¿Cuándo vamos a realizar que no estamos lidiando con uno que es como nosotros sino que estamos de frente al Dios del Universo?  ¿A quién tratamos de engañar?  En algún momento aprenderemos que la mejor manera de acercarse a Dios es con un corazón contrito y humillado, pidiendo perdón y entregarnos a su gracia sabiendo que nada esta oculto delante de él.

Un ejemplo de esto lo es la ofrenda de la viuda.  Jesús  esta sentado al frente del arca de la ofrenda cuando una viuda pobre echa dos blancas.  En nuestro tiempo usando el salario mínimo federal como base, ella da alrededor de noventa centavos.  Para Jesús lo importante no es la cantidad sino lo que ella hizo, que fue echar todo lo que tenía.  Ella se acerca a la casa de Dios con el corazón correcto, da lo que tiene y Jesús reconoce delante de muchos lo que ella ha hecho.  A nosotros nos gustaría que la historia terminara con un final más feliz.  Muchos movimientos cristianos hoy en día les gustaría decir que Dios la prosperó grandemente por su sacrificio.  El error que cometen es pensar esto en términos de una transacción comercial.  Yo te doy para que tu me des multiplicado.  Eso es tratar de encajonar a Dios.  Como si nosotros pudiéramos controlar a Dios.  No nos damos cuenta que nunca va a ser así porque el día que pase el dejaría ser Dios.  Él es soberano, desea actuar a nuestro favor pero no hay nada en el universo que pueda controlarlo y darle órdenes.  Debemos confiar que al fin y al cabo Dios tiene cuidado de aquellos que lo buscan y le sirven.  Nuestra parte es acercarnos a él con el corazón correcto y abandonarnos a su misericordia.

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