Estoy escribiendo estas líneas el último día del año y es la última reflexión de esta serie sobre la vida y las enseñanzas de Jesús conforme el evangelio según San Marcos. Que mejor manera de terminar el año y comenzar uno nuevo con el capítulo que habla acerca de la resurrección de Jesús. Estos eventos son la promesa del comienzo de una vida futura. De la misma manera que el nuevo año nos permite borrar y comenzar de nuevo, la resurrección de Jesús nos da la oportunidad de nuevo comienzo.
Los primeros que son testigos de la resurrección son las mujeres que vienen a preparar el cuerpo de Jesús. Que sorpresa se llevan cuando ven a un ángel que les muestra la tumba vacía y las manda a que se lo digan a los discípulos y a Pedro. La primera persona que lo ve resucitado lo es María Magdalena. Esta se los anuncia a los otros pero no le creen. Mas tarde Jesús camina con dos de sus discípulos, que lo ven y ellos van y se los cuentan a los otros pero aún no le creen. Tiene que aparecerse a los once para que finalmente se convenzan de que Jesús había resucitado. En varias ocasiones Jesús les había anunciado que era necesario que él muriera pero que iba a resucitar al tercer día. Sin embargo, parece que nunca había sido registrado en sus mentes porque a pesar de tantos testigos solamente creen cuando lo ven.
No me atrevería a juzgarlos. La mayoría de nosotros somos así. Nunca vemos lo que Dios hace por nosotros sino que continuamente nos fijamos de lo malo que nos pasa e inmediatamente nos preguntamos donde esta Dios. Cuando vine a Cristo a los 13 años, veía la obra de Dios y sus milagros en todas partes. Pero según crecí, me eduqué y maduré, comencé a confiar más en el conocimiento. Tuvo Dios que intervenir para volver a ver. Dios se mueve en nuestro medio pero no lo queremos creer. Siempre buscamos prueba, siempre buscamos señal. Solamente la misericordia de Dios es que puede darnos de nuevo esos ojos de joven recién convertido. Si se lo permitimos, el Espíritu Santo en nosotros nos puede abrir los ojos para que creamos aun cuando no vemos. No me refiero a creer en Jesús para la salvación sino creer para ver la mano de Dios actuando a nuestro favor.
¿Cómo podemos comenzar a creer sin ver? Primeramente, las escrituras nos dicen que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. ¿Quieres estar completamente convencido de que Jesús resucitó de entre los muertos? Lee las Escrituras, empápate de ellas y verás como no necesitas de tus ojos humanos para creer. Segundo, sigue el mandato de Jesús y predica el evangelio a toda criatura. La mejor manera de crecer en la fe es compartiéndola con otros. Si dejas de predicar, te enfrías y comienzas a dudar. Abre tu boca, él te pondrá las palabras y te sorprenderás de lo que el Cristo resucitado puede hacer a través de ti.