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Juan 14: Instrucciones finales de Jesús

En este pasaje de las escrituras, Jesús comienza a impartir sus últimas instrucciones.  Esta conversación con sus discípulos ocurre en la última noche antes de su crucifixión. Ya Judas se ha marchado, la noche está avanzando y Jesús comienza a compartir sus últimos pensamientos antes de ser arrestado.

Jesús comienza hablando de que hay muchas moradas en la casa de su Padre.  La experiencia de los discípulos con sus familias era que el patriarca de la familia construía su casa y con el tiempo los hijos construían sus casas a su alrededor.  Ya he hablado que la casa típica judía consistía de una área central donde estaba la cocina con tres cuartos alrededor de ella.  Más tarde, alrededor de esa estructura inicial, los hijos y familiares construían sus casas para quedarse en el núcleo familiar.  Jesús les esta diciendo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.”  El les está diciendo, no se preocupen, hay sitio para ustedes y debido a esto: “vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”  Esto me llena de gozo, el saber que hay sitio para mí, y no solamente esto, sino que el lugar es como parte de la gran familia celestial.  ¡Soy de la familia, aleluya!

A preguntas de Tomás, Jesús declara: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”  Felipe insiste con: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.”  A esto, Jesús les enseña que él y el Padre son uno solo.  Y también enseña que si creemos en él haremos cosas todavía mayores de las que él ha hecho.  La clave nuevamente está en el creer.  Si creo, muchas cosas suceden incluyendo si pido en el nombre de Jesús, él lo hará.  Tengo que continuar aprendiendo a creer y confiar en él.  Esto sólo lo puedo hacer a través de estudiar su palabra diariamente, orar y trabajar en su obra.  Los negocios de mi Padre celestial tienen que convertirse en mis negocios y al verlo obrar en otros y en mí, mi fe crecerá.

Por último en este capítulo, Jesús les da instrucciones acerca del Espíritu Santo.  Jesús los instruye, pero les asegura que no se tienen que preocupar porque: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.”  No solo él les enseña, sino que les va a enviar a uno que les va a continuar enseñando.  ¿Qué más se puede pedir?

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Lucas 24: La aparición de Jesús después de su muerte

Con este blog terminamos la serie de la vida y enseñanzas de Jesús.  Para mí ha sido bueno el estudiar nuevamente a Jesús usando como base Mateo, Lucas y Juan.

En este pasaje encontramos otro grupo de personas que son testigos de la resurrección de Jesús.  Primero, son el grupo de mujeres que van a preparar el cuerpo de Jesús en la tumba.  Encuentran la piedra que cubría la entrada del sepulcro removida y ven que el cuerpo no estaba allí.  Dos ángeles le declaran que ha resucitado y ellas se vuelven a los apóstoles con las buenas nuevas.  Esto está fuera de lo que queremos meditar, pero es interesantes poner los pasajes de la resurrección en los evangelios y en Corintios juntos y luego desarrollar una secuencia de los hechos con esa información.

Los seres celestiales no dicen nada que Jesús no hubiera dicho anteriormente, sin embargo, la reacción de los discípulos es: “Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían.”  Yo entiendo que se les olvidarán esas enseñanzas debido a los hechos de unos días antes, pero las mujeres traen un repaso rápido de las mismas, pero ellos insisten que es locura.  No sé si los puedo culpar.  Aunque eran buenas noticias, uno siempre tiene el temor de ilusionarse y descubrir mas tarde que uno estaba equivocado.  Espero que Dios me ayude a nunca limitar lo que yo pienso que Dios puede hacer.  Al fin y al cabo, ¿acaso no es Dios?

El próximo relato es en el camino de Emaús.  No me deja de sorprender el hecho de que estos dos discípulos, que sólo se identifica uno de ellos, pudieron estar tanto rato hablando con Jesús inicialmente sin reconocerlo.  Las escrituras nos dicen:  “Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen.”  ¿Vedados por quién?  La versión Dios habla Hoy (DHH) lo traduce: “Pero aunque lo veían, algo les impedía darse cuenta de quién era” y la Traducción en lenguaje actual (TLA) dice: “pero ellos no lo reconocieron.”  Si fue Dios quién lo impidió inicialmente, probablemente sería para que la enseñanza pudiera pasar, ya que si lo hubieran reconocido inmediatamente, no creo que hubieran escuchado nada más.  El hecho es, que tuvieron el honor de ser parte de una clase de escuela bíblica que duró de dos a tres horas, toda relacionada con la resurrección. No puedo imaginar, que dos discípulos de Jesús, tres días mas tarde de su muerte, no pudieran reconocer a su Maestro sin intervención divina con un propósito.  Cuando ellos regresan, de dos a tres horas mas tarde, encuentran a los discípulos “que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.”

Jesús ahora se le aparece a todos ellos.  Les muestra que no es un espíritu, les dice que le toquen y que le den de comer, y luego “Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras . . .”  Es interesante ver que uno no entiende las escrituras sino es porque el Espíritu en nosotros nos las muestra y nos da entendimiento.  Tuve un profesor de Humanidades en el Colegio de Mayagüez que tenía un buen conocimiento de las escrituras.  Sin embargo, este conocimiento era académico, no creía y hasta en ocasiones se burlaba del contenido de la Palabra.  Buen conocimiento, pero ni siquiera se acercaba al conocimiento de Dios, debido a que su acercamiento a las escrituras era uno de qué error encuentro y no uno de fe.  Solo el Espíritu Santo morando en nosotros nos puede dar entendimiento de lo que Dios nos dice allí.

El pasaje termina con Jesús ascendiendo al cielo.  Yo espero algún día verlo venir de la misma manera y marcharme con él cuando el vuelva a buscar a todos los que hemos creído en él.  ¡Qué momento tan glorioso será este!  Por eso es que cantamos:

Cuan gloriosa será la mañana,

Cuando venga Jesús el Salvador,

Las naciones unidas como hermanas,

Bienvenida daremos al Señor.

No habrá necesidad, de la luz el resplandor,

Ni el sol dará su luz, ni tampoco su calor.

Allí llanto no habrá, ni tristeza ni dolor,

Porque entonces Jesús el rey del cielos,

Para siempre será consolador.

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Juan 20: La resurrección

Este blog sería mas apropiado dentro de par de semanas pero aquí está.  Vamos a considerarlo como aperitivo de lo que celebraremos dentro de poco tiempo.  Obviamente estoy hablando de la resurrección.  Este es un momento clave en la historia de la humanidad.  Ese evento confirmó que todo lo que Jesús dijo era cierto, él es el Hijo de Dios, y por lo tanto, nuestra eternidad junto con Dios está garantizada.  El está vivo y eso es lo que celebramos el domingo de resurrección.

Para poner en orden la secuencia de los eventos de la resurrección, tendríamos que usar los relatos de todos los evangelios y eso esta fuera de nuestro acercamiento a las escrituras en estos blogs.  Así que la meditación de hoy solo utilizará este capítulo.

“María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro.”  Ella corrió a informarles a Pedro y a Juan que inmediatamente reaccionaron corriendo a ver por ellos mismos que había sucedido allí.  La primera evidencia de su resurrección fue lo que vieron allí.  No era que no había cuerpo, eso era obvio, y eso podía tener muchas explicaciones diferente, sino lo que les impresionó fue como se encontraban los lienzos (vendas de lino) y el sudario (tela con que envolvían la cabeza) en la tumba.  El mero hecho de que estuvieran allí era evidencia de que algo especial había sucedido porque si hubieran sido ladrones de tumbas los que se llevaron el cuerpo, eso era lo primero que se iban a llevar, dado a su valor para venderlo y obtener ganancias.  En adicción, las vendas del cuerpo y el sudario estaban aparte, como si un cuerpo se hubiera esfumado y las telas que lo rodeaban hubieran caído por su peso sobre donde el cuerpo reposaba, aún mostrando la distancia entre el cuerpo y la cabeza.  Lo que Juan vio allí, estaba arreglado de tal forma que se nos dice: “Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó.”  Juan y Pedro regresaron con los otros discípulos.

A mi me hubiera gustado estar allí.  No porque necesito verlo con mis propios ojos para creerlo, sino porque debe haber sido fantástico.  Verlo y creerlo debe haber sido resultado de algo espectacular para Juan y me hubiera encantado participar en ello.  El hecho es que el relato de Juan es suficiente para mí pero tenemos el bono en este pasaje de las apariciones a María Magdalena y a los otros discípulos.

María Magdalena que regreso a la tumba luego de que Juan y Pedro se marcharan, “se inclinó para mirar dentro del sepulcro; y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto.”  Jesús esta allí también fuera de la tumba y finalmente María lo reconoce cuando él la llama por su nombre.  Aquí viene una parte que nunca he entendido muy bien. “Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre . . .”  ¿No me toques?  ¿Qué tiene que ver el subir a su Padre con el poder ser tocado? La palabra en griego es ἅπτου (haptou) que literalmente viene de tocar.  Pero otras traducciones lo que utilizan es la frase “No trates de retenerme” o “No me detengas”. Si esas traducciones son mas correctas, entonces las palabras hacen mas sentido pero si la traducción correcta es “No me toques”, entonces no tengo ni idea porque para Dios nada es imposible.  Probablemente conoceré la respuesta cuando esté en la eternidad junto a Dios en el cielo.

Finalmente Jesús se aparece a todos los discípulos, en la primera ocasión sin Tomás y ocho días más tarde con él.  En la primera hace dos cosas que me llaman la atención.  Primero sopla para que reciban el Espíritu Santo.  ¿Cómo cuadra esto con Hechos 2?  Luego les dice: “A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.”  ¡Qué autoridad les es otorgada!  ¡Qué privilegio y qué responsabilidad!  En segundo lugar, cuando vuelve aparecer y Tomás está presente, le dice a él, tócame si quieres.  Tomás responde con: “!Señor mío, y Dios mío!”  Entonces viene la bienaventuranza para mí: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.”  Yo estoy incluido en ese grupo y por lo tanto soy bienaventurado.  ¡Gracias Dios por poner en mí el creer sin ver!

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Mateo 27: La ejecución de Jesús en una cruz

Durante mi viaje a Israel, tuvimos la oportunidad de pasar unos tres días en Jerusalén.  En la ciudad, le dedicamos unas horas caminando por los que se consideran los últimos lugares donde Jesús estuvo antes de morir, culminando en el Gólgota donde sucede la crucifixión.  Para el que cree, es una experiencia que se queda con uno para el resto de la vida.

Cada vez que reviso y medito en los acontecimientos que culminaron en su muerte, no puedo dejar de pensar que él lo hizo por mí cuando yo no lo merecía.  Ese día comienza en la mañana con su juicio y termina en la noche con su entierro en una tumba prestada. Tantas cosas suceden en unas doce horas que es increíble.

Los principales sacerdotes y ancianos llevan a Jesús a Pilato para que lo juzgue.  Jesús no se defiende.  Pilato sabe que Jesús no es reo de muerte pero no logra justificar soltarlo y no tiene el valor de enfrentarse a los líderes judíos que de seguro crearían un alboroto que llegaría a Roma.  No muy diferente a los políticos de hoy en día.  Pilato procede a lavarse las manos, se declara inocente de la barbaridad que va hacer y el pueblo allí dice: “Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.”  Luego de esto, Pilato entrega a Jesús para que sea crucificado.

Esa frase nunca la he podido entender a su cabalidad.  La he oído usarse para justificar todo el sufrimiento del pueblo judío a través de los siglos.  Algunos la usaron para justificar la persecución de los judíos durante la Inquisición.  No creo que eso sea correcto.  Primeramente, si eso fuera la justificación, solo se habla de una generación y no de dos mil años de persecución.  En segundo lugar, Jerusalén fue destruida una generación mas tarde, así que castigo tuvieron.  Además, quien se declara libre de pecado para poder juzgar.  No pienso que hayan muchos que hubieran actuado de una manera diferente.  Si uno no conoce a Dios, no puede ver las cosas de Dios y por lo tanto no las puede entender.  Yo soy tan culpable como ellos por su sufrimiento y crucifixión.  El vino a salvar lo que se había perdido, por lo tanto, el vino a salvar a los judíos y también me vino a salvar a mí.

Todos los eventos en su crucifixión mostraban que un ser único en la historia estaba allí. Esto se ve en lo que las escrituras relatan: “Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; . . . El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios.”  Esto es lo que yo quiero exclamar: “Él es el Hijo de Dios, mi Salvador y mi Señor”.

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Mateo 26: Traición y arresto

Para tratar de entender a Jesús, no solo podemos hablar de cómo vivió y que enseño, sino que también hay que hablar de cómo murió.  Jesús sabe lo que le va a suceder.  Los eventos no le sorprenden, y por eso es que puede anunciarle a sus discípulos: “Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado.”  Su sacrificio por nosotros, no fue algo que pasó, no fueron eventos que estaban fuera de su control, sino que fue planeado desde la eternidad y su sacrificio en la cruz fue uno consciente, con propósito, para darnos una oportunidad de poder venir a él.  Los principales sacerdotes se reunían para confabularse pero no sabían que había uno mas grande que ellos que estaba en control.

Todo se estaba preparando.  Aún su unción con el perfume de gran precio en el vaso de alabastro tenía como propósito prepararlo para la sepultura.  Judas se ofrece entregar a Jesús, pero desde la eternidad, Dios conocía los eventos y él ni siquiera sospechaba que esa fechoría, iba a ser usada para lograr un propósito mayor, salvar la humanidad.

En medio de todo ese drama, Jesús tiene tiempo para sus discípulos.  El instituye lo que nosotros llamamos hoy en día la Cena del Señor.  ¿Por qué Jesús lo hizo?  Creo que Jesús tenía que conectar la Pascua con su muerte.  Era necesario que ellos entendieran que lo que sucedió en Egipto era solo un preludio del evento con significado eterno que iba a suceder en las próximas 24 horas.  El Cordero de Dios, iba a ser inmolado en sustitución del pecado de muchos.  El justo iba a morir por los injustos.  El iba a morir por mí.

Me llama mucho la atención, de que Jesús les habla, les advierte, les dice, pero ellos no entendían.  Tiene que los eventos suceder para ellos poder comenzar a conectar los puntos.  Que mas claro puede hablar Jesús cuando dice: “Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas.  Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.”  Para haber resurrección tiene que haber muerte.  Sin embargo, ninguno va al sitio de la crucifixión (excepto Juan), y ninguno está al tercer día en el sepulcro, solamente van luego de que las mujeres le dan la noticia de que el cuerpo no está.

Aunque no lo entiendo, no los critico, porque debieron ser tiempos muy difíciles.  Aún Jesús le pregunta al Padre si no hay otra opción.  Para el que piense que esto fue como un paseo en el parque, no lo fue así.  Jesús sabía lo que le esperaba, y con todo y eso, siguió hacia delante.  Tiempo mas tarde, a Pablo le sucede algo similar cuando se dirige a Jerusalén, sabe que lo van a arrestar y a sufrir, pero sigue hacia delante porque sabe que es la voluntad de Dios.  ¿Qué haría yo?  Mi petición a Dios es que no quiero tener que pasar por ello (“líbrame del mal”), pero si es necesario, que él me de las fuerzas para hacer lo que hay que hacer.

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Juan 17: La oración de Jesús por sus discípulos

Anteriormente hemos discutido este pasaje pero desde el punto de vista de oraciones en la Biblia.  En esta ocasión meditaremos en él pero de la perspectiva de la vida y enseñanzas de Jesús.

Si hay algo que me muestra estas escrituras es el hecho de que Jesús se preocupaba por sus discípulos.  El no era un maestro a sueldo con solo el interés de enseñar y no el de transformar.  El se preocupa, sabe que se va a marchar y sabe que tiene que encomendar a sus seguidores a su Padre celestial.  Se le acabó el tiempo aquí en la tierra y por lo tanto le pide a Dios que: “. . . glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti . . . glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.”  En otras palabras, le esta pidiendo a Dios que lo restablezca a su estado anterior.  Esto es porque Jesús ha “acabado la obra que me diste que hiciese.”  ¿Qué fue la obra, el trabajo, la autoridad que le fue conferida para que realizara?  Jesús dice: “para que dé vida eterna a todos los que le diste.  Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.”  Jesús vino a dar vida eterna, y ésta comienza aquí en la tierra cuando conocemos a Dios y a su hijo Jesucristo.  Cuando nosotros recibimos sus enseñanzas, guardamos su palabra, entendemos que Jesús salió de Dios (su divinidad) y creemos que Dios lo envió somos parte de el grupo que le pertenece a Dios.

Me llama la atención que Jesús ruega por los que han creído y los que van a creer y no por los que son del mundo.  El dice: “Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, . . . Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, . . .”  Su preocupación en aquel momento es los que se quedan en el mundo.  Jesús los guardó todos esos años pero ahora se los encomienda a Dios para “que los guardes del mal.”

Este tema también se ve en la oración del  Padre Nuestro cuando Jesús le está enseñando a sus discípulos a orar.  El menciona “líbranos del mal”, así que me pregunto si oro lo suficiente pidiéndole a Dios, que me guarde y me libre de las cosas malas.  Hay una parte que es mía, es cuando por amor a su nombre, me alejo de las cosas malas y busco pensar en todo lo que es bueno y honroso.  Pero debo de reconocer que eso no basta, que necesito de la intervención de Dios para vivir una vida santa y agradable delante de su presencia.  Que sin su protección voy a gravitar hacia el pecado y que necesito de él para vivir la vida que quiero vivir.

Es mi oración Dios, que me guardes del mal, que me protejas en cada paso que doy, que alejes el maligno de mí y que tu Espíritu Santo tome control de mi carne y sus deseos pecaminosos, para que mi vida este santificada en tu verdad y pueda dar la gloria y honra a ti.

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Juan 14: Instrucciones finales de Jesús

En este pasaje de las escrituras, Jesús comienza a impartir sus últimas instrucciones.  Esta conversación con sus discípulos ocurre en la última noche antes de su crucifixión. Ya Judas se ha marchado, la noche está avanzando y Jesús comienza a compartir sus últimos pensamientos antes de ser arrestado.

Jesús comienza hablando de que hay muchas moradas en la casa de su Padre.  La experiencia de los discípulos con sus familias era que el patriarca de la familia construía su casa y con el tiempo los hijos construían sus casas a su alrededor.  Ya he hablado que la casa típica judía consistía de una área central donde estaba la cocina con tres cuartos alrededor de ella.  Más tarde, alrededor de esa estructura inicial, los hijos y familiares construían sus casas para quedarse en el núcleo familiar.  Jesús les esta diciendo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.”  El les está diciendo, no se preocupen, hay sitio para ustedes y debido a esto: “vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”  Esto me llena de gozo, el saber que hay sitio para mí, y no solamente esto, sino que el lugar es como parte de la gran familia celestial.  ¡Soy de la familia, aleluya!

A preguntas de Tomás, Jesús declara: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”  Felipe insiste con: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.”  A esto, Jesús les enseña que él y el Padre son uno solo.  Y también enseña que si creemos en él haremos cosas todavía mayores de las que él ha hecho.  La clave nuevamente está en el creer.  Si creo, muchas cosas suceden incluyendo si pido en el nombre de Jesús, él lo hará.  Tengo que continuar aprendiendo a creer y confiar en él.  Esto sólo lo puedo hacer a través de estudiar su palabra diariamente, orar y trabajar en su obra.  Los negocios de mi Padre celestial tienen que convertirse en mis negocios y al verlo obrar en otros y en mí, mi fe crecerá.

Por último en este capítulo, Jesús les da instrucciones acerca del Espíritu Santo.  Jesús los instruye, pero les asegura que no se tienen que preocupar porque: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.”  No solo él les enseña, sino que les va a enviar a uno que les va a continuar enseñando.  ¿Qué más se puede pedir?

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Juan 3: Una conversación con Jesús

Este es otro de esos pasajes que son simples y sencillos pero a la misma vez tan complicados que se pueden hablar horas de ellos.  Nicodemo es un personaje muy peculiar.  No sólo viene a Jesús de noche, tiene una increíble conversación, sino que más tarde lo vemos en dos ocasiones, una de ellas argumentando a favor de Jesús en el Sanedrín (el Concilio que gobernaba a los judíos) y la segunda ocasión, junto a José de Arimatea, reclamando y enterrando el cuerpo de Jesús.  Así que esta conversación fue una de implicaciones eternas.

Siempre las primeras palabras de Jesús a Nicodemo me llaman la atención.  Nicodemo abre la conversación reconociendo a Jesús como maestro y uno que viene de Dios, pero la respuesta de Jesús es como si Nicodemo hubiera preguntado: ¿cómo puedo entrar al reino de Dios?  Probablemente Nicodemo había escuchado a Juan el Bautista y su mensaje de que había que arrepentirse porque el reino de los cielos se había acercado.  Así que aunque eso no es lo que pregunta, Jesús le contesta lo que se preguntaba en su mente y corazón, no lo que verbalizó en su introducción.  Jesús va directamente al meollo del asunto sin irse por las ramas.

Jesús sabe exactamente lo que pienso y siento, así que no sé porque en ocasiones no soy directo con él.  No es un asunto de reverencia, él es Rey y Señor, digno de toda adoración, sino mas bien que a veces encuentro que algunas situaciones son pequeñas para molestarlo.  Sin embargo, cuando oro, el Espíritu Santo va directamente al grano.  Trae la situación a mi mente que no me queda otra alternativa mas que presentarla.  Dios se encarga a su tiempo y manera contestarla.  Debo de aprender consistentemente traer delante del trono de su gracia todo lo que preocupa mi corazón, sea grande o pequeño ante mis ojos.

Jesús básicamente en esta conversación le está diciendo a Nicodemo, si quieres salvarte, debes de obedecer a Dios y cambiar la forma en que vives; es como si volvieras a nacer para vivir una vida diferente.  Ese cambio solo es posible debido a lo que Cristo iba a ser en la cruz.  Por eso es que él dice: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

La conversación continua con: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”  Jesús continua aclarando que el no vino a condenar sino a salvar.  Ya el mundo había sido condenado desde la caída de la humanidad.  No había que condenarlo más.  El mundo lo que necesitaba era un salvador.  Jesús es ese salvador.  Jesús define la condenación cuando nos dice: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.”

Con mis actos y con mi vida yo defino si amo más a la luz o a las tinieblas.  Cuando decido que ver, que leer, que hablar, estoy haciendo esa decisión.  Tengo que envolverme más en los negocios de mi Padre Celestial, tengo que reflexionar en él, necesito que él sea el centro de mi vida para que cuando haga las cosas regulares de esta tierra todo lo haga para la gloria de Dios.  No puede haber en mi vida lo divino y lo secular sino que todo lo que haga, no importa en el campo que lo haga, sea una demostración de la verdad y que pueda estar en la luz. Como dice el pasaje: “Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.”  ¡Quiero siempre estar en la luz!

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Lucas 15: Parábolas de Jesús

Las parábolas son ilustraciones del reino.  Me quieren enseñar una verdad central y de los detalles no podemos hacer postulados teológicos.  Como persona que me gusta narrar cuentos, las parábolas son las más sencillas de narrar y que más impactan.  Procedamos a meditar en tres de ellas.

La primera parábola de la oveja perdida me muestra donde estaba las prioridades de Jesús.  Jesús estaba con pecadores, no por ganar influencia, ni porque compartía en las cosas malas de ellos, sino porque los amaba y quería traerlos de vuelta al redil.  No es que los noventa y nueve no sean importantes, es que hay un gran gozo en el cielo, cuando un pecador cambia de actitud y se reconcilia con Dios.  Jesús vino a reconciliar a la gente con Dios, él desea alcanzar al perdido y está dispuesto a ir a buscarlo.  Si para eso tiene que dejar las otras noventa y nueve, lo va hacer, para encontrarlo y traerlo.  Esa pasión es la que quiero tener.  Esa es la pasión que deseo alcanzar.  Eso es lo que quiero lograr.

La segunda parábola de la moneda perdida, tiene la misma enseñanza pero orientada a una audiencia diferente.  En la de la oveja perdida, la audiencia que se iba a identificar con ella era los hombres, un pastor, busca la oveja, la encuentra y llama amigos y vecinos a celebrar.  En esta segunda, el lugar de la historia es una casa, la protagonista una mujer, la actividad de búsqueda conforme a las costumbres de las mujeres de la época y a quienes llama a compartir su gozo son amigas y vecinas.  Jesús tiene para todos.  Si alguien pensaba que Jesús solo se preocupaba por los hombres perdidos de Israel, en su selección de parábolas muestra que también incluía a las mujeres.  Jesús piensa en su audiencia y habla de acuerdo a sus necesidades, en el lenguaje que puedan entender.

La tercera parábola es la del hijo pródigo o como la llama la versión Dios Habla Hoy, la parábola del padre que recobra a su hijo.  Es interesante que muchos años atrás, yo pensaba que el protagonista de la historia lo era el hijo que se va y mas tarde regresa.  Ahora no estoy tan seguro.  Tal vez la figura central de la historia es el padre amoroso que espera pacientemente a que su hijo regrese, y cuando lo hace, lo celebra en grande.  Tal vez eso es lo que hace el ser padre, que uno se identifique con el padre de la historia.  El hecho es que todos hemos sido en algún momento de nuestras vidas como el joven de la historia.  Estuvimos en la casa de nuestro Padre Celestial, al crecer nos alejamos de ella, para luego regresar y ser recibidos amorosamente de nuevo por él.  ¡Qué siempre mi actitud sea como la de mi Padre Celestial, que espere pacientemente y siempre sea movido a compasión y misericordia!

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Mateo 6: El Sermón del Monte – Segunda Parte

Continuamos ojeando las enseñanzas del reino tal y como Jesús las enseñó en Mateo 6.  Los temas que Mateo cubre aquí son prácticas espirituales como la limosna, la oración, el ayuno, y áreas de las cosas materiales y su impacto en nosotros como las riquezas y el afán y la ansiedad.  Jesús anuncia aquí, que ha llegado el tiempo de cambiar no solamente lo externo, sino también lo interior.

Jesús pone énfasis en el hecho de que no hagamos las cosas en público con el propósito que nos feliciten.  Sino que las hagamos en secreto y es asunto de Dios si el decide o no recompensarnos en público.  A Dios no se le puede engañar con apariencias.  El sabe que aún los mejores de nosotros, tenemos oscuros pensamientos de los cuales nos avergonzaríamos si se hicieran públicos.  Jesús quiere mostrarnos un estilo de vida, completamente radical, libre de todo fingimiento.

Hace varios años atrás participe en una ceremonia de poner la primera piedra para la extensión de una fábrica.  Esta ceremonia tuvo la participación del gobernador de Puerto Rico de aquellos momentos.  Debido a esto, alcaldes y legisladores vinieron a participar también, y más porque era año de elecciones y estábamos en la época de primarias.  Era interesante ver como ellos luchaban para estar en la foto con el gobernador.  Muchos de ellos se estaban comportando como niños.  Lo que estaba sucediendo en la ceremonia era algo bueno, se iban a añadir empleos a la economía de Puerto Rico, pero el deseo de ser alabados por los hombres, no lo es.  Si damos limosna, lo hacemos en secreto, si oramos, lo hacemos en privado, y cuando ayunemos, que la gente ni lo sepa.  No es que nunca se vaya a saber, es que si se sabe, que sea por Dios y no por nosotros.

Tengo que examinar mis intenciones.  Que lo que haga, lo haga para su gloria, para mi relación con él, para extender su reino y mostrar su amor, pero nunca “para ser alabados por los hombres”.  Tengo que resistir la tentación de buscar ser reconocido, de que se me de el lugar que creo merecer sino que pueda decir como Pablo “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, . . .”

En la parte de oración, existe un principio que puedo sacar de “no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.”  No es el contenido de palabras lo que es importante en la oración, sino es con el corazón con el cual oremos.  Algunos grupos piensan que en ciertas palabras, en ciertas frases, hay un poder especial que obliga a Dios a actuar.  Venimos, sin darnos cuenta, con “encantamientos” cristianos, porque en una ocasión oré de esta manera y Dios me contestó, así que si lo hago igual, va a suceder de nuevo.  Esto no es así.  El día que el hombre pueda forzar a que Dios actué debido al uso de ciertas palabras claves, ese día  dejaría de ser Dios y lo reduciríamos meramente a ser el genio de la lámpara de Aladino.  Nosotros oramos a nuestro Padre y confiamos que él “sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.”  Así que luego de pedir, debo de estar siempre dispuesto a decir: “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.”

El pasaje termina con “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.  Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.”  Creo que la parte de buscar el reino de Dios y su justicia, aunque difícil, es mas fácil que el no afanarme.  Aprender a confiar en Dios, no es fácil, pero necesario, para poder disfrutar de la liberación que brinda a mi ser el hecho de saber que todo está en las manos de Dios y que por lo tanto él está en control.

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