Juan 14: Instrucciones finales de Jesús

En este pasaje de las escrituras, Jesús comienza a impartir sus últimas instrucciones.  Esta conversación con sus discípulos ocurre en la última noche antes de su crucifixión. Ya Judas se ha marchado, la noche está avanzando y Jesús comienza a compartir sus últimos pensamientos antes de ser arrestado.

Jesús comienza hablando de que hay muchas moradas en la casa de su Padre.  La experiencia de los discípulos con sus familias era que el patriarca de la familia construía su casa y con el tiempo los hijos construían sus casas a su alrededor.  Ya he hablado que la casa típica judía consistía de una área central donde estaba la cocina con tres cuartos alrededor de ella.  Más tarde, alrededor de esa estructura inicial, los hijos y familiares construían sus casas para quedarse en el núcleo familiar.  Jesús les esta diciendo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.”  El les está diciendo, no se preocupen, hay sitio para ustedes y debido a esto: “vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”  Esto me llena de gozo, el saber que hay sitio para mí, y no solamente esto, sino que el lugar es como parte de la gran familia celestial.  ¡Soy de la familia, aleluya!

A preguntas de Tomás, Jesús declara: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”  Felipe insiste con: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.”  A esto, Jesús les enseña que él y el Padre son uno solo.  Y también enseña que si creemos en él haremos cosas todavía mayores de las que él ha hecho.  La clave nuevamente está en el creer.  Si creo, muchas cosas suceden incluyendo si pido en el nombre de Jesús, él lo hará.  Tengo que continuar aprendiendo a creer y confiar en él.  Esto sólo lo puedo hacer a través de estudiar su palabra diariamente, orar y trabajar en su obra.  Los negocios de mi Padre celestial tienen que convertirse en mis negocios y al verlo obrar en otros y en mí, mi fe crecerá.

Por último en este capítulo, Jesús les da instrucciones acerca del Espíritu Santo.  Jesús los instruye, pero les asegura que no se tienen que preocupar porque: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.”  No solo él les enseña, sino que les va a enviar a uno que les va a continuar enseñando.  ¿Qué más se puede pedir?

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