“Jehová envió a Natán a David;” un capítulo que comienza así, luego de uno que terminara como lo hizo el capítulo anterior, no son buenas noticias lo que le van a dar de parte de Dios. Probablemente cuando Dios habló con Natán para que fuera, no debió haber sido algo fácil para Natán. La Biblia no dice si hubo alguien que se hubiera disgustado por lo que se había hecho o alguien que se hubiera opuesto. Si alguien pensó que el rey no podía hacer eso, por lo menos no vemos a nadie en las escrituras que se quejara o se disgustara, excepto Dios. La pregunta sería, ¿quién tendría el valor de desafiar al rey?
En otras naciones de la época nadie lo haría, pero Israel era diferente. La autoridad final no residía en el rey David sino que residía en Dios. Y Dios tenía gente que hablaba lo que Dios les decía, los profetas. Así que Dios habla con el profeta Natán y Natán fue hablar con David. El profeta hábilmente cuenta una historia, logra que David pase juicio y Natán culmina con: “Tú eres aquel hombre”. Para mí la escena es impresionante, el profeta hablando con el rey de tal forma que el rey se juzga así mismo dándole oportunidad al profeta para sacar a la luz todo lo que el rey ha hecho. Definitivamente que solo en la Biblia. Dios le recuerda a David que todo lo que tiene se lo dio él “y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más.” ¡Qué relación la de David con Dios! Si él hubiera pedido se le habría dado pero no podía pedir la mujer ajena. Debido a esa relación especial de David con Dios, es que el comportamiento de David resulta en juicio sobre su casa y muerte del niño que fue el resultado de la relación ilícita. Se le pregunta retóricamente a David: “¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos?” Eso es una pregunta para mí también.
¿Por qué uno peca de esa manera tan flagrante? Pueden haber muchas razones pero me parece que en muchas ocasiones pasa tan rápidamente que uno ni piensa y cuando finalmente lo hace, ya es demasiado tarde y lo único que queda es decir como David: “Pequé contra Jehová”, pedir perdón, para luego simplemente entregarse a la misericordia de Dios. Por eso es que siempre hay que estar alerta, tener cuidado y salir huyendo cuando es necesario para no caer. Otra cosa que tengo que tomar en cuenta es no juzgar a otros cuando caen porque eso también el día menos pensado me puede pasar a mí. Nadie esta exento de la posibilidad, pero todos podemos lanzarnos a los brazos misericordiosos de Dios y pedirle que nos libre de la tentación. Recordemos a Pedro que en otra situación le dice a Jesús que jamás lo negará para luego hacerlo en tres ocasiones. El que piensa estar firme, mire que no caiga.
Debido a que David reconoce que Dios es el verdadero rey de Israel y acepta que ha pecado, Dios perdonó a David y le dice que no va a morir. El profeta le dice a David: “También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás.” Sin embargo, alguien va a sufrir las consecuencias de ese pecado y va a ser el hijo de David que acaba de nacer. Natán le dice a David: “Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá.” Textualmente dice “tú has hecho que los enemigos del Señor le pierdan el respeto.” Cuando un siervo o sierva de Dios peca, no solo se enloda él o ella, sino que afecta el buen nombre de Dios entre los hombres. ¿Por qué el niño? Aparte de lo leído no hay otra explicación y aunque no me gusta que pague un inocente, Dios es Dios y sabe que era lo que mas conviene y yo no voy a cuestionarlo.
Mi oración simplemente hoy es:
“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.”